Aparicio le relataba a su analista, el, a su entender, terrible día que había tenido hoy. – 
 Se había levantado como acostumbraba a hacer los días laborables, había realizado todas las rutinarias y acostumbradas maniobras sin que Carmela se despertara siquiera y había abandonado la casa hacia la parada del colectivo que lo llevaría hasta el trabajo.  
 Hasta llegar al trabajo, todo había transcurrido de forma normal o por lo menos de igual manera que el resto de los días. – 
 Fue ahí que, cuando quiso marcar la tarjeta para entrar a su trabajo, se dio cuenta que la misma, faltaba, cosa que por supuesto le llamó poderosamente la atención. Consultó sobre el hecho al personal de vigilancia y éste le sugirió muy amablemente que vaya a personal a consultar sobre el hecho. La respuesta tan amable del vigilante, tambien le llamó la atención. – 
 Al ir a la oficina de personal y consultar sobre el hecho, le informaron que lo habían despedido. - 
 Si, después de 2 años de trabajo, estaba despedido y su liquidación estaría en 15 días a su disposición.- 
 Demás está decir que, salió de allí con mucha congoja, y decidió, antes de volver a su casa, tranquilizarse, dando una vuelta por el centro. Fue alli, donde al pasar entre dos autos, se enganchó el pantalón con uno de los paragolpes de uno de ellos, produciendosele un tajo de unos 10 cm a la altura de la pantorrilla. Entonces se sentó en un bar y se pidio un café, tanto como para pensar un poco. A poco de traer el mozo el café y gracias a una mala maniobra de su mano izquierda, dicha infusión se volcó sobre él, manchando saco, camisa y corbata. –  
 Tomó la decisión entonces de volver a su casa, donde charlaría con Carmela de lo sucedido a efectos de juntos buscarle una solución.-  
 Tomó el colectivo de vuelta, llegó a su casa y al entrar, observó que había en el piso ropa esparcida, tanto de mujer como de hombre. – “Este maldito perro, anduvo jodiendo con la ropa”. –Pensó, y sin mirar detalladamente la ropa se tomó el trabajo de juntarla y llevarla a la pieza, donde, al entrar, encontró a su mejor amigo, desnudo junto a su esposa, también desnuda. – 
 Dejó la ropa y se fue. – 
 Almorzó en un bar y cuando llego la hora del turno con su analista, tomó el colectivo y fue hasta allí. – 
 Es justamente ahí donde estaba relatandolé a su analista lo que le había sucedido en este día hasta ahí y en este momento largó la frase matadora de: 
 - “TODO me salió mal hoy”. - 
 A lo cual ella le acotó de forma interrogatoria : 
 - ¿TODOOOOO? 
 Y ahí, Asparicio se detuvo sorprendido, pensó un momento y se dio cuenta de su error, se dio cuenta que podía elegir que pensar y que si pensaba en positivo, le iría mejor, porque así se lo había dicho la analista. Entonces recordó que justo que el llegaba a la parada del colectivo, para asistir a su cita con la analista, el colectivo llegó y no tuvo que esperar ni un seg. Y que, además, la tarjeta “S.U.B.E” tenía $3.25 con lo cual le alcanzaba para ir de su analista, aunque claro, para volver, volvería caminando, pero eso no importaba. Lo que importaba es que NO “TODO” salía mal, porque llegó justo el colectivo y pudo pagar el boleto. – 
 Asi fue, que Asparicio, emprendió muy feliz la vuelta a su casa. Y que, su analista se quedó también muy feliz por haberse instruido en esta profesion y haberle cambiado la forma de pensar a su paciente, haciendole ver que no “TODO” sale mal. – 
 Días después, al faltar Asparicio a su habitual turno en lo de la analista, ella, lo llamó a su casa y fue ahí donde se enteró que, ese día, al salir de la consulta, Asparicio, se suicidó tirandosé debajo de un tren.  
 Bueno, pensó ella, eso también le salió bien, podía haber fallado en el intento. No hay caso, las cosas son como dicen los libros que son.