Recostada en la cama y mientras se fumaba un pucho, pensaba en cuanto le había costado tomar aquella decisión, que creía que era, para bien de ella y de sus hijos. –
Recordaba que lo comentó en su entorno más próximo, y que algunos la miraron con cara de “hiciste una macana”. –
Ella, si bien estaba convencida de la decisión tomada, la volvía a revisar una y mil veces. Sabía que no vendrían tiempos sencillos, pero estaba convencida que podía sortear los inconvenientes, como así también de haber hecho lo correcto. –
Pasaron muchos días y noches de angustia, de replanteos, de cuestionamientos, de dudas. Su cabeza, no cesaba de dar vueltas y sus ojos no paraban de llorar.
Un día se dijo: “¡Basta yá! A lo hecho, pecho” Y, a partir de ahí, comenzó a fabricar su nueva vida. –
No fue fácil, para nada. –
Pero como melones en un carro en movimiento, ella y la vida se fueron acomodando, de a poco. –
Luego de un tiempo, y una vez que se sintió medianamente en calma, centrada y con deseos, comenzó a abrir los ojos y a ver algunas cosas que hasta aquí, le habían pasado inadvertidas. Y con ello, a sentir el frio de su soledad . –
Y como el cerebro es un haragán que siempre busca la respuesta más fácil, se preguntó: ¿Y si volviera? Más, rápidamente se respondió: -Una locura, una idiotez, imposible, totalmente imposible, un absurdo. Le diría que se vuelva por donde vino. Sin dudas” –
Por lo que, siendo una mujer de acción, tomó la iniciativa y salió al mundo a ver “que se veía de bueno”. –
Así fue que conoció a los “amores de palabra”, a los “amores por necesidad”, a los “amores con cualquiera”, a los “amores con uno mismo”, a los “amores de una noche”, a los “que no llegan ni a amores” y hasta a “las fantasías y roces que apenas duran los quince minutos de un viaje en el colectivo”. –
Al principio, desnudaba su cuerpo, pensando: ¿capaz no? ¿Porqué no? ¿Por qué no me puede pasar a mí? Tal vez ésta vez, sea. –
Pero con el tiempo, de a poco, fue convirtiendolo en solo una necesidad fisiológica. - ¿Con algo se tenía que entretener. No?
Y si bien tomaba sus recaudos, así comenzaba con todos. Con un “vamos a ver que pasa”, con un cero en el casillero de la ilusión. –
………
Así lo conoció a él.
Y le dio el crédito de una noche.
Y luego esperó, como quien ve caer una copa de cristal de la mesa y espera el ruido al hacerse trizas contra el suelo. –
Y, al otro día, recibio un mensaje de texto en su celular que decía: “Buen día dulce. ¿Como dormiste? ¿Estás bien? “
¡Se sorprendió! Vaya que se sorprendió. –
Por supuesto respondió el mensaje, con un escueto: -“Bien gracias ¿Y vos?- tampoco era cosa de mandarse a lo tonta. Ella debía preservarse. -
…
Pasaron muchos meses. Todavía, sigue con esa relación. Una relación que no tiene un formato simple, que tiene sus contrariedades, que no es TODO lo soñado, pero, a veces hasta se atreve a pensar ¿Por qué no lo habré encontrado antes?
Ama y se siente amada. –
Tal vez hasta se atrevería a decir que se siente amada como nunca. –
………..
Pero. ¡Qué cosas tiene la vida! ¿No?
Si acaso le preguntaran: ¿Cuál es el amor de tu vida? Sin dudas respondería que es aquel al cual le diría: “Volvé por donde viniste” –
…………
Ella lo sabe. –
Y presume, que él, también lo sabe. –
…………
Amanece